
04 Ago Caminando por la vida: la importancia del cuidado de los pies
LA IMPORTANCIA DEL CUIDADO DE LOS PIES EN DIABETES TIPO 2: CAMINANDO POR LA VIDA.
Quién no se ha fijado en los pies de un recién nacido, tan chiquitines, tan suaves y bonitos, a sabienda10s de que sus pies le transportarán por la vida de aquí para allá. Son por ello muy importantes, pero ¿les prestamos toda la importancia que se merecen?
Suelo ser muy pesada con mis pacientes e incido siempre en la higiene y cuidado de aquellos que sujetan nuestros zapatos y nos permiten caminar. Mi pesadez es suprema en el caso de los pacientes con diabetes tipo 2, tanto que algunos pacientes me hacen caso y todo, y reparan en ellos todos los días. Y es que el cuidado de pies es prioritario en personas con DM2 porque con la evolución de la patología, con un mejor o peor control de los niveles de glucosa y del resto de factores de riesgo cardiovascular y con el devenir de la propia vida, puede originarse una neuropatía que afecte a los pies.
¿Qué significa esto de neuropatía? Explicado sencillamente: se puede perder la sensibilidad en extremidades inferiores, sobre todo los pies y ser motivo de una complicación nada desdeñable y que sigue sucediendo aún en nuestra sociedad: acabar en una amputación de extremidad inferior. Y las amputaciones suceden, y no sólo en otras casas, nos puede suceder a nosotros.
Una pequeña herida “de nada” que no se consulta con el equipo de profesionales sanitarios o una grieta entre los dedos que se infecta y que acaba como el rosario de la aurora: “tonterías” que no lo son en absoluto, y menos en personas con DM2.
¿Cómo puedo cuidar adecuadamente los pies?
Seguid estas pautas diariamente:
- Lavar los pies todos los días con agua templada y jabón neutro, comprobando la temperatura del agua con la mano o el codo previamente.
- El tiempo de lavado debe ser de unos 5-10 minutos, porque si no se pueden macerar sobre todo los dedos de los pies.
- Nunca utilizar guantes de crin ni cepillos con cerdas fuertes que puedan dañar la piel: una esponja puede ser una buena opción o un cepillo con cerdas muy muy blandas.
- Utilizar un paño o una toalla para el secado, pero secar con delicadeza y sin frotar, sobre todo entre los dedos de los pies.
- Aplicar crema, vaselina o aceite en cantidad suficiente para hidratar la piel, pero evitar hacerlo entre los dedos (espacios interdigitales).
- Utilizar calcetines de algodón y calzado adecuado según la actividad que vayamos a realizar.
- Cortar las uñas en línea recta, utilizando siempre una tijera de punta roma. Y si fuera necesario limar, emplear una lima de cartón. Así evitaremos uñas encarnadas y otras lesiones susceptibles de sobreinfección.
- Evitar el contacto con fuentes de calor (bolsas de agua caliente, calefacción, etc.) porque si estuviera disminuida la sensibilidad, podrían aparecer lesiones en la piel.
- Revisar, mirar y VER TODOS LOS DÍAS, si hay alguna rozadura, alguna ampolla, alguna grieta, alguna zona enrojecida, alguna callosidad o algún cuerpo extraño (algún pincho, alguna piedra). Si no podemos hacerlo nosotros mismos, confiar esta tarea a un familiar o a nuestro cuidador para que lo haga por nosotros.
- Si observáramos alguna lesión: no hurgar nunca, no intentar curarlo uno mismo. Consultar siempre con el equipo médico-enfermera o con nuestro podólogo de confianza que nos asesorará correctamente.
El verano invita a caminar descalzos, a visitar playa y piscina: todo esto aumenta el riesgo de lesiones en nuestros pies. ¡Seamos precavidos! El objetivo es conseguir que nuestros pies estén sanos y salvos y nos sigan llevando donde queramos. Que sean tan bonitos como los de un bebé puede resultar una tarea más compleja, pero ¿por qué no intentarlo?
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